La claudicación intermitente es la manifestación clínica más frecuente cuando existe una obstrucción arterial en las extremidades inferiores y es típica de personas de edad avanzada. Estos pacientes presentarán dolor muscular al caminar que aumenta con la distancia recorrida, la velocidad y con la pendiente. El dolor desaparece con el reposo.

Ausencia de flujo por compresión de la arteria poplíteaAusencia de flujo por compresión de la arteria poplítea

"Cuando una persona sana, joven y deportista acude a nuestra consulta con síntomas de claudicación intermitente, debemos pensar y descartar el Síndrome de Atrapamiento de la Arteria Poplítea (SAAP)", afirma el doctor Pablo Gallo González jefe de la Unidad de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional.


















Ausencia de flujo por compresión de la arteria poplítea


La arteria poplítea es la que hace su recorrido en la región posterior de la rodilla en la transición entre el hueso fémur y la tibia. La doctora Marta Garnica Ureña, cirujana vascular de la Unidad de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional, define que esta región anatómica por la que discurre la arteria poplítea (detrás de la rodilla) se denomina hueco poplíteo y está formada por varios músculos. "El músculo que en esta región puede dar lugar al atrapamiento de la arteria poplítea es el gemelo interno", indica. Tal y como explica el doctor Pablo Gallo González, son numerosas las enfermedades congénitas que generan una inserción anatómica anómala del gemelo interno, y con ello, un cizallamiento (atrapamiento) mantenido de la arteria poplítea que con el tiempo puede lesionar la arteria y dar síntomas relacionados con una obstrucción arterial.

Según este experto, los primeros síntomas que presentarán estos pacientes serán similares a una claudicación intermitente que se relacionarán con el ejercicio, momento en el cual se realiza un mayor atrapamiento del gemelo interno sobre la arteria poplítea. "En los primeros estadios de la enfermedad los pacientes mejorarán al terminar el ejercicio", comenta el doctor Gallo.

Si estos pacientes no son valorados precozmente por un equipo de Angiología y Cirugía Vascular pueden presentar manifestaciones graves relacionadas con la obstrucción arterial. "Esto es debido a que la arteria poplítea en un primer momento solo se comprime al realizar el ejercicio, pero con el tiempo se puede dañar la arteria apareciendo una trombosis, es decir, una oclusión de la arteria que puede poner en riesgo de amputación la extremidad inferior afectada", advierte la doctora Marta Garnica.

Tal y como indica el doctor Santiago Zubicoa, responsable de la Unidad de Radiología Vascular Intervencionista del Hospital Ruber Internacional, el diagnóstico precoz del Síndrome de Atrapamiento de la Arteria Poplítea (SAAP) se realiza en la consulta realizando un eco-doppler dinámico de miembros inferiores. Posteriormente, el diagnóstico se confirmará con una arteriografía dinámica también de ambas extremidades inferiores.

"Una vez realizadas las pruebas de imagen que nos confirmen el diagnóstico de SAAP debemos programar el tratamiento quirúrgico", matiza Zubicoa.

El tratamiento quirúrgico del SAAP, describe el doctor Pablo Gallo, consiste en la descompresión y reparación de la arteria poplítea. Será necesaria la desinserción anómala del gemelo interno para liberar del atrapamiento a la arteria poplítea. "Tras ello, si la arteria estuviera dañada, habría que repararla intercambiando la arteria por una prótesis en la zona de cizallamiento, esto se conoce como bypass", puntualiza el doctor Pablo Gallo.

Como afirma la doctora Marta Garnica, aunque los síntomas solo sean referidos en una extremidad inferior, es muy importante la valoración de la otra extremidad puesto que suele ser una afectación congénita que se da en ambas extremidades inferiores. De confirmarse, el tratamiento se realizará también en la extremidad asintomática para evitar complicaciones futuras.

Ambos cirujanos insisten en afirmar que, aunque el atrapamiento de la arteria poplítea es una patología infrecuente, por su gravedad, debemos tenerla en cuenta cuando una persona sana y joven acude a nuestra consulta con dolor muscular.




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