Enfermedad de Parkinson Dra. Kurtis NeurologíaEnfermedad de Parkinson Dra. Kurtis Neurología

¿Qué es la Enfermedad de Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente (solo superada por la enfermedad de Alzheimer) y afecta a más de 10 millones de personas en el mundo. En las últimas décadas su prevalencia ha aumentado de forma exponencial por motivos que no se conocen bien todavía. La enfermedad suele comenzar alrededor de los 60-70 años, pero es importante saber que no es una enfermedad exclusiva de gente mayor ya que el 15% de los casos debuta en personas menores de 45 años. En la mayoría de los pacientes no se identifica una causa concreta, mientras que en una población mínima (3-5%) se detecta una mutación genética responsable de la enfermedad. A nivel cerebral, los pacientes pierden las células nerviosas (también conocidas como neuronas) productoras de una sustancia llamada dopamina. La dopamina es el mensajero cerebral de los circuitos cerebrales encargados de coordinar el movimiento. Su falta, resulta en problemas a nivel motor y también a nivel no motor.

Enfermedad de Parkinson.Dra. Mónica Kurtis UrraEnfermedad de Parkinson.Dra. Mónica Kurtis Urra


¿Cuáles son sus síntomas más frecuentes?

El resultado del déficit de dopamina produce los síntomas que caracterizan la enfermedad. Todos los pacientes se quejarán de la lentitud al moverse, y de rigidez o tensión en algunos músculos. Pueden acudir a la consulta por un dolor persistente en un hombro, por dificultades para escribir, porque arrastran una pierna o porque notan una lentitud generalizada que hace que tarden más en vestirse, asearse, etc. En torno al 66% también presentan temblor en una mano o en una pierna que aparece cuando están en reposo, es decir, cuando están sentados viendo la televisión o conversando. Algunos pacientes también pueden tener problemas para caminar y notar falta de equilibrio e inestabilidad.

El Parkinson no es solo una enfermedad del movimiento, ya que puede cursar con síntomas no motores que alteran de forma significativa la calidad de vida. Los pacientes con frecuencia tienen insomnio, sueños muy vívidos, alteraciones del ánimo, problemas de memoria o concentración y trastornos del sistema autonómico que producen estreñimiento, sudoración exagerada, urgencia urinaria y sensación de mareo al levantarse.


¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson es clínico. En la actualidad no existe ninguna prueba de imagen ni de sangre que confirme la existencia o no de la enfermedad. El diagnóstico se basa en la historia que refiere el paciente y en el examen neurológico.

Es importante hacer el diagnóstico diferencial con otras enfermedades que pueden "simular" la enfermedad de Parkinson, por lo que es importante obtener una analítica general para descartar alteraciones metabólicas y una prueba de imagen anatómica del cerebro para asegurarse que el paciente no tiene ninguna lesión que pueda producir sus síntomas parkinsonianos. En nuestro hospital somos pioneros en la detección del parkinsonismo degenerativo con imágenes de resonancia magnética específicas de una zona concreta del tronco del encéfalo llamada nigrosoma.

En algunos pacientes, también puede ser útil una prueba de medicina nuclear llamada SPECT con IF marcado (DAT Scan®), que ayuda a confirmar la alteración de los circuitos de dopamina. Sin embargo, esta prueba no ayuda a distinguir la enfermedad de Parkinson con otros parkinsonismos degenerativos como la atrofia multisistema o la parálisis supranuclear progresiva.


¿Cuál es el tratamiento?Qué es la Enfermedad de Parkinson. Este enlace se abrirá en una ventana nuevaQué es la Enfermedad de ParkinsonEste enlace se abrirá en una ventana nueva

En la actualidad no existe una cura para el Parkinson, pero si se dispone de múltiples tratamientos que son muy eficaces a la hora de paliar los síntomas de la enfermedad. Los tratamientos farmacológicos incluyen los inhibidores de la enzima MAO-B como la rasagilina o la safinamida; los agonistas dopaminérgicos en forma de pastillas como el pramipexol y el ropinirol, o en parche como la rotigotina; la dopamina, que es el tratamiento más eficaz; y los inhibidores de la COMT (opicapona y entacapona) que se pueden dar con esta última en algunos pacientes.

En pacientes con un Parkinson avanzado se pueden plantear terapias de segunda línea que incluyen bombas de infusión continua y neurocirugía funcional. Otra parte del tratamiento que es crucial para el bienestar del paciente va más allá de los fármacos. Se trata de la actividad física, incluyendo el ejercicio aeróbico y los estiramientos, la dieta sana, y la actividad social e intelectual.











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